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El impacto del divorcio en niños y adolescentes
Es importante cuando se atraviesa por una rotura matrimonial, tener en cuenta el impacto del divorcio en niños y adolescentes. Si tienes hijos y estás atravesando un divorcio, a continuación te explicamos las reacciones más habituales que pueden tener y algunos consejos para manejarlas.
El divorcio introduce unos cambios importantes en la vida de los hijos sin importar su edad, aunque dependiendo de ella suelen reaccionar de forma distinta.
Los niños de hasta 8-9 años tienden a volverse más dependientes de sus padres (tienen una respuesta más regresiva) mientras que en los adolescentes, se acelera su independencia (tienen una respuesta más agresiva).
La reacción de los niños
El mundo de un niño es dependiente: está muy unido a los padres (que son las personas con las que prefiere estar), depende mucho de su cuidado y la familia es el centro de su vida social.
Con el divorcio, un niño siente que se crea una situación desconocida con inestabilidad, inseguridad y con el problema de que no puede estar con un padre sin tener que separarse del otro.
Por lo tanto, la reacción inmediata de un niño suele ser de ansiedad. Normalmente se hace preguntas como: “¿Quién cuidará de mi?”, “si mis padres dejan de quererse, ¿también pueden dejar de quererme a mi?”.
Además, convencer a un niño de que el divorcio es permanente puede ser más complicado y más lento que con un adolescente, ya que muchas veces afrontan la situación con la fantasía de que sus padres volverán a vivir juntos algún día.
En muchos casos, es muy posible que sea necesario dedicarle más atención al niño ya que puede tener conductas como ansiedad por separación, llorar a la hora de ir a dormir, mojar la cama, berrinches, lloriqueos o aferrarse más a los padres.
El niño quiere sentirse más unido en una familia que se ha dividido y su actitud puede ser en parte para llamar la atención de los padres y unirlos en un momento en que se están separando (el padre con el que vive está más ocupado y preocupado mientras que el otro está menos presente).
Si tienes un niño y te estás divorciando, la prioridad es establecer un sentido de familiaridad, orden y predictibilidad. Esto quiere decir tranquilizarlo con rutinas, rituales y seguridad:
- Rutinas: Establece rutinas en al ámbito doméstico y con las visitas por parte de tu ex. Esto sirve para que el niño sepa qué esperar. Haz un calendario y marca las actividades que tendrá, los días que no estará en casa y cuando volverá. Si quieres, decora el calendario con stickers y emojis para hacerlo más divertido. También escoge una maleta que sea la que se llevará siempre para ir con tu ex.
- Rituales: Deja que el niño cree sus rituales para que sienta que tiene mejor control de su vida. Algunas ideas podrían ser preparar una comida juntos, ver alguna peli juntos o poner música y cantar cuando vayas a buscarlo en casa de tu ex. Pregúntale que le gustaría hacer para sentirse mejor. Lo importante es que el niño escoja el ritual que le hará sentir bien.
Seguridad: Se consigue cuando el niño ve que los padres están tan unidos a él como antes y que están comprometidos a cumplir con las rutinas y a hacer que la familia funcione.
Si quieres saber qué ventajas tiene el divorcio de mutuo acuerdo, leer aquí
La reacción de los adolescentes
El mundo de un adolescente es más independiente que el del niño: está más separado de los padres, no depende tanto de su cuidado, prefiere estar con sus amigos y una gran parte de su vida social ocurre fuera de la familia.
Un adolescente también acepta más rápidamente el cambio que supone el divorcio que un niño pequeño. Los adolescentes tienden a reaccionar de forma más agresiva al divorcio con enfados, actos de rebelión e ignorando la disciplina familiar para ir de su lado. Suelen tener pensamientos como: “Si no se puede confiar en ellos para que sigan juntos y ocuparse de la familia, debería empezar a depender más de mi mismo”, “Si ellos pueden divorciarse y pensar en ellos primero, yo puedo hacer lo mismo”.
Con el divorcio, un adolescente puede actuar de forma agresiva para obtener el control de su vida comportándose de forma más distante y desafiante, determinado a vivir su vida a su manera y pensando más en sus propios intereses. Se siente más autónomo en una situación familiar que le parece inconexa y por lo tanto, se ve con el derecho de actuar por cuenta propia.
Si eres padre de un adolescente, debes procurar que su tendencia a pensar en si mismo se dirija a ser más responsable, en especial a medida que se vaya distanciando. Una forma de hacerlo es darle más responsabilidad en casa de modo que contribuya más en la familia.
Asimismo, con un adolescente se necesita más flexibilidad en el momento de planear las visitas parentales ya que para él, tendrá prioridad ver a los amigos. Un buen compromiso puede ser que durante alguna visita pueda tener a un amigo con él de forma que no sacrifique completamente el tiempo con los amigos para estar con los padres.
Para devolver la confianza de un adolescente en sus padres, es importante que vea que, aunque están divorciados, tienen el compromiso de trabajar juntos para el bien del hijo. Es decir, que el interés por su bienestar es tan fuerte como siempre.
En consecuencia, hay que tener presente que en un momento de crisis matrimonial, el impacto del divorcio en niños y adolescentes puede ser importante y debe manejarse con habilidad para proteger en lo posible a nuestros hijos. Una opción aconsejable, si ello es posible, es tramitar el divorcio de forma amistosa puesto que el divorcio será menos “agresivo”, más ágil y más fácil de cumplir los acuerdos que regulen el divorcio, al haberlos decidido los propios cónyuges.
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*Los comentarios ofrecidos tienen una finalidad meramente divulgativa y no constituyen por tanto, asesoramiento jurídico.